martes, 23 de marzo de 2010

DIARIO DE UN VIAJE A LISBOA (IV)...

El martes 23 de marzo, tras desayunar en el café Alegría, cogimos el metro en la plaza dos Restauradores hacia Cais do Sodré, donde subimos al famoso tranvía turístico nº 15E hacia Belém (creo que es de interés comentar que el lunes está cerrado el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém, por lo que es mejor no elegir este día para conocerlo). El tranvía transcurre por la avenida 24 de Julho a orillas del Tajo y a destacar en Belén, 5 cosas que no podemos dejar de conocer: La Torre de Belém, el monumento a los descubridores (con la Rosa de los vientos), el centro cultural de Belém, el Monasterio de los Jerónimos (y su precioso Claustro) y por último, una visita-degustación a la fábrica de pasteles de Belém. Si se dispone de tiempo, se pueden visitar otros lugares como el museo nacional del Carruaje (coches), el palacio nacional -entre otros-, así como la zona de Ajuda. A tener en cuenta (para orientarnos), que la Torre es lo más alejado del centro de Lisboa y la fábrica de pasteles, lo más cercano.
Dejamos el tranvía en la parada "Princessa" (es la parada más cercana a la Torre) y nos dirigimos hacia el Tajo para contemplar las preciosas vistas de su desembocadura y del increíble puente 25 de abril en la zona de Alcántara (nos impresionó al verlo de cerca cómo por la parte alta del puente transcurrían los coches y más abajo un tren) hacia el monumento del Cristo Rey (inspirado en el Cristo redentor que se alza sobre Río de Janeiro). La Torre de Belém, es un pequeño fortín construído dentro del Tajo por Francisco de Arruda -entre los años 1515 y 1519-, para proteger el puerto de Restelo. Es patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983. Al edificio, se accede por una pequeña pasarela de madera y nosotros, sacamos una entrada conjunta (Torre de Belém+ Monasterio de los Jerónimos) por 8€ (a tener en cuenta que la entrada es gratuíta los domingos hasta las 14h). Recomiendo que el que decida subir hasta lo más alto de la Torre, se arme de paciencia ya que para subir (y bajar) sólo hay una estrecha escalera de caracol de piedra y allí se juntan los que suben y los que bajan (una sensación claustrofóbica total). Aquí tenéis algunas fotografías que tomamos de la Torre:

Seguimos caminando a orillas del Tajo hasta llegar al Monumento a los descubrimientos (tiene aspecto de una nave que se adentra en el río -está situado a la orilla del Tajo y frente al Monasterio de los Jerónimos- y fue construído en 1960 para celebrar el quinto centenario de la muerte de Enrique el Navegante. En lo alto de la proa aparece el príncipe Enrique portando una carabela en sus manos y tras él, 21 personajes históricos relacionados con los descubrimientos. En la explanada, hay un mosaico que representa una Rosa de los vientos de 52 metros de diámetro en cuyo interior hay un mapamundi donde se señalan las hazañas de los marinos portugueses).

A continuación, pasamos por el centro cultural de Belém y fuímos al Monasterio de los Jerónimos (construído por orden de Enrique el navegante el cual, buscaba remediar las necesidades materiales y espirituales de los que se acercaban a Lisboa creando una iglesia bajo la advocación de Santa María de Belém que fue donada a la orden de Cristo).


Fuímos a comer a un restaurante llamado Caseiro en la misma Rua de Belém 35 (buena elección, estaba todo buenísimo; como nota curiosa, ponían en cada mesa 2 banderas -en nuestro caso una española y otra portuguesa- y en las paredes, colgaban billetes aprisionados por monedas de diferentes países).

Cruzamos la calle hacia la Fábrica de pasteles de Belém y entramos a tomar el postre en dicho establecimiento en el que compramos los típicos pasteles de hojaldre y crema caliente (mmm riquísimos -pagamos 5,40€ por 1/2 docena)...

Dimos por concluída la estancia en Belém y volvimos a hacer el trayecto en el tranvía 15E hasta Cais do Sodré.
(Continuará)...

1 comentario:

Míkel F. Deltoya dijo...

Gracias Nuri@, por irme llevando a Lisboa en cada palabra...
excelente bitácora... se le va dando seguimiento
Saludos.
Míkel