El lunes 22 de marzo, decidimos hacer una excursión a la preciosa villa de Sintra, por lo que a primera hora, nos dirigimos a la estación do Rossio desde la que salen trenes a Sintra cada 20 minutos (hay hasta la madrugada). Nada más llegar a Sintra nos informamos acerca de las rutas a realizar y decidimos hacer primero el "circuíto da Pena" (4,5 € por persona en bus, que tiene paradas en la villa, palacio dos Mouros -fortificación musulmana del siglo IV conquistada por D. Afonso Henriques en 1.147 - y finaliza en el parque y palacio da Pena -el precio incluye la vuelta-). Sin duda lo que más nos impresionó fue el palacio da Pena (la subida al palacio en aquel infernal bus dando mil vueltas alrededor de la estrecha carretera de montaña mereció "la pena" -nunca mejor dicho-...). Este palacio fue construído por los monarcas Doña María II y D. Fernando II en el que destaca el impresionante mobiliario en las distintas habitaciones, los azulejos de la fachada principal, el salón noble y árabe, escudo de armas, la capilla, el tritón, el claustro Manuelino, las Garitas, el Atelier del rey D. Carlos y la terraza de la reina -entre otros-. Estas, son algunas de las fotografías que tomamos del palacio da Pena:
Palacio dos Mouros:
A mediodía, bajamos a comer a la villa de Sintra y paseamos por sus callejuelas:
Por la tarde, hicimos otro circuíto ("Villa Express" -en bus, 2 €- 4 palacios: Convento Dos Capuchos, Palacio de Seteais, Quinta da Regaleira y parque y palacio da Monserrate. Impresionante la Quinta da Regaleira:
Pero sin duda lo más bonito de la tarde fue el paseo por el parque da Monserrate (el palacio estaba en obras y casi no pudimos ver nada, pero el paisaje era precioso):
Regresamos en tren a Lisboa y decidimos perdernos por la noche entre las calles empedradas del Barrio Alto. Tenía referencias de la "Tasca do chico" un lugar típico con actuaciones en directo ideal para descubrir el auténtico fado portugués y allí nos fuímos, hasta la Rua Diario das Noticias nº 39 a tomar sangría mientras descubríamos aquella música tan hermosa. En la misma calle, nos fuímos a cenar al restaurante "Cocheira Alentejana" en el que probamos el delicioso Bacalhau portugués.
Es costumbre en Portugal que te sirvan antes de la comida pan con mantequilla, aceitunas y paté de sardinas. Hay que saber que resulta muy caro (a veces incluso más que la cena en si) y es aconsejable rechazarlo si no se desea pagarlo.
Recuerdo al chico tan encantador con el que hablamos y que nos regaló unas "pulseras de la suerte" y el viaje de camino al hotel en taxi, hablando con un singular taxista y escuchando por primera vez esta preciosa canción de Amália Rodrigues.
1 comentario:
Un lugar precioso, Nuria. Está bien saber lo del aperitivo por si se me da la ocasión...
Abrazos
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