Me gusta escucharla al despertar, mientras me siento serena y a oscuras; torrencial diluvio que me hipnotiza y me transporta a un desierto caluroso en el que la espero con ansiedad. Muchos hablan de ella con fastidio y maldicen su llegada pero a mi, me visita frecuentemente en los lugares en los que suelo estar, mas no por ello deseo su ocultación. Recuerdo una tarde de deportes en la lejana juventud; corría bajo su intenso efluvio empapando mi cabello sin que esto fuera motivo de preocupación alguna. Sentía las gotas resbalando por mi cara, mi ropa mojada y mi piel se erizaba hasta acabar blanda y arrugada. Sentía un barrido de energías limpiando mi alma, pensaba que allí finalizaba un sentimiento y respiraba a pleno pulmón, como si nunca me hubiera sentido tan recargada y rebosante de energía. No he vuelto a correr despreocupada bajo su manto pero a veces, cuando mil demonios invaden mi cuerpo y mi pensamiento, deseo ansiosa su llegada renovadora y purificante...
Arde este libro
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De Fernando Marías Este libro lo leí hace un año, o dos, desde el COVID las
fechas no las controlo bien, pasan los años tan deprisa. Pero lo más
interesant...
Hace 1 año
4 comentarios:
También a mi me encanta la lluvia. Y empaparme.
Se siente uno protegida debajo de un paraguas, cuando en el fondo deseamos sentir la liberación bajo la lluvia. Abrazos
Las lluvias en verano SI pero en invierno, a veces la humedad hace estragos agh!pero me apunto al paraguas...
me encanta oir llover un domingo por la mañana cuando no hay que levantarse, ese sonido tan relajante me ayuda a conciliar el sueño de nuevo
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